HISTORIA SAGRADA CHUSCA SIN ORDEN NI CONCIERTO. IX

Lo tengo crudo.

El último encargo que he recibido es escribir una biografía novelada de Daniel. Pero no del Daniel que hace de James Bond, Daniel Craig. Eso sería sencillo. La que me piden es la del profeta Daniel.

Me entra la tembladera cuando tengo que documentarme en la Biblia para hacer mi trabajo. Es imposible ponerse de acuerdo sobre el valor real de esa colección de libros, la primera obra en fascículos de la que se tiene noticia. ¿Hasta qué punto tiene valor historiográfico? Yo tengo mi idea, y la veo como un conjunto de relatos míticos que contiene una moraleja: cuidadito con Yahvé, y su pueblo elegido. Pero para otros es historia, pura y dura. Que sus contenidos, nunca mejor dicho, van a misa.

Viene esta disgresión a cuenta de que, por mucha bibliografía que haya consultado, lo único que encuentro sobre este personaje remite a la Biblia. Corren por ahí textos de Flavio Josefo, dicen, pero me da un poco de pereza andar buscándolos. Si, al final, es una novela, pues haré lo que se hace en otras novelas: rellenar huecos con pasajes inventados que sean más o menos verosímiles.

Uno se lee lo que el Libro de los Profetas cuenta sobre Daniel, y la primera idea que surge es que estamos ante el Forrest Gump de Babilonia. Aparece al servicio de distintos reyes babilónicos, en un momento crucial —la caída de Babilonia a manos de los persas—, sigue presente con monarcas persas, y tiene un montón de anécdotas: lo metieran donde lo metieran, el tío se las arreglaba para salir vivo. Que si un horno ardiente, que si un foso de leones hambrientos. Nada, niquelao que salía el chaval de todos los sitios.

Luego, además, esa facilidad que parece que tenía para hacer profecías e interpretar sueños, que era un fenómeno que a los reyes a los que servía los tenía embobados.

¡Y ya está! Fíjate para qué poco da. ¡Madre, lo que voy a tener que inventar! 

Ya sé. Empezaré con una cosa que tenga su morbillo. ¿Lo hicieron eunuco como dicen algunas fuentes, o no? En cuanto lo ponga al lado de una princesa, o dama de la corte, ya tengo el principio. A partir de ahí…

Ilustración: “Daniel” (Capilla Sixtina). Michelangelo Buonarroti. 1511-12.

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