PRÓLOGO.
La historia que aquí se cuenta es antigua. Muy antigua.
Tanto, que, cuando empezó a circular, el Antiguo Testamento era simplemente «Testamento». Nadie había hecho planes para una secuela.
Viene el aviso a cuento de que se ha intentado transcribirla con cierta fidelidad a sus fuentes, aun cuando la fiabilidad de estas no sea plena. No pretenda el lector, pues, interpretarla a la luz de la historiografía moderna, ni tiña su criterio hacia lo narrado con lo que las ciencias han revelado, o las novedades que las escuelas de pensamiento han introducido. Es lo que es, y no aspira a más.
¿Estamos? Pues al tema…
PRELUDIO.
Debía de ser la hora de la puesta de sol. Eso estimamos, pues no había sol, cielo, ni nada. Yahvé estaba sentado en lo que podría haber sido una nube. Ante él, una extensión enorme, oscura y vacía.
—Pues, ¿ves? Esto, le pones un poco de luz directa, un paisaje apañado, y tendríamos un mundo.
—¡Anda! ¿Y por qué no te animas, y lo creas? —se respondió a sí mismo, cambiando la voz—. ¿Acaso no eres todopoderoso?
Se sobresaltó Yahvé al oír su pensamiento en otra voz. El hecho de estar tan solo no ayudaba, precisamente.
«Sí. Yo tiene razón. Debería ponerme a crear algo. Me serviría de entretenimiento, y lo que crease me haría compañía. Así no tendría que hablar solo con este…»
—Despacito, majete. Que me entero de todo, recuerda.
»A ver, de pronto te doy un soplo, te parece una idea guay, y quieres adueñarte de ella, y darme de lado. ¿Es eso?»
—No, no qué va. Tengo una eternidad para nosotros. ¿O es tenemos una eternidad para mí? Bueno, lo que sea, que me hago un lío.
»Lo que quiero decir es que por mucho que cree, luego los elementos del mundo, los seres vivos y las plantas, etcétera, necesitan tiempo para desarrollarse, y ser lo suficientemente interactivos para dar compañía. Siempre será bienvenida tu presencia, ¡caramba!
»Además, mi plan es hacerlo a lo grande. Vamos, que tú y yo voy a estar entretenido con tanto bicho en el mar, la tierra y el cielo».
—Espera. ¿Has dicho mar, tierra y cielo? ¿Qué son esas cosas?
—Pues son, pues son… A ver, lo tengo en la cabeza, pero no sé explicarlo. Es algo muy intuitivo, ¿sabes?
—Ya… Tú y tus intuiciones. ¡Mira que, pese a ser el mismo, no siempre te pillo lo que quieres decir! Como si fueses un paso o dos por delante.
»Vamos a hacer una cosa. Como me ha picado la curiosidad, te dejo un tiempo para ti solito, y empiezas a crear. Y cuando tengas algo, me avisas, me cuentas lo que has hecho, y por qué, y lo comentamos, ¿quieres?»
—Venga, sí. Vale.
—Ahora, que lo primero que tendrás que hacer es arremangarte y organizar un poco el cotarro. El caos desluce mucho.
—Tienes razón. Pues mira, doy una cabezadita, y me pongo a ello. Aunque esté cansado —esto de que te pinten como un anciano es una triste gracia—, no tengo mucho sueño. Y me pica la curiosidad por ver el mundo que imagino.
—Muy bien. Yo me voy al sobre mientras, porque sí tengo sueño. Ayó.
—Ayó. Te aviso cuando tenga algo.
Pero ya se había ido, y reinaban el silencio y la soledad.
Empezaste como todo debe enpezar, por el génesis. Genial, ¿a ver por qué derroteros nos arriesgaremos? El inicio me ha encantado.
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Muchas gracias, María. Los «creadores» aquí reunidos prometemos dar lo mejor de nosotros mismos para que el encanto continúe. Un muy cordial saludo
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Pues tras este comienzo de un pobre ser en diálogo permanente con él mismo, esto promete. Amarás al prójimo como a ti mismo, dijo su vástago mas adelante. Ahora se entiende… Que fuente inagotable de imaginación tienes Miguel. (He hecho bien los suspensivos?)🤭
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Muchas, muchas gracias, Karmen. Una musa poderosa y entusiasta me acompaña. De su inspiración divina bebo; cualquier paso en falso no es sino atribuible a mi torpeza para interpretarla.
(Los puntos suspensivos, perfectos 👌🏻).
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Poderosa imaginación, amigo. Y ese toque tan tuyo, que no sé cómo explicarlo, ¡me encanta! No decepcionas ni un ápice en nada de lo que escribes. Tengo mucho que leer de lo que hay a bordo de esta balsa, pero poco a poco me pondré al día.
Intrigada e ilusionada por saber, desde tu genial imaginación, cómo se creó el mundo.
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Muchas gracias, Charo. Ahí seguiremos con historias que, quién sabe, pudieron ser la Historia. O no. En fin, que muy agradecido por tu visita. Ojalá sigas haciéndote disfrutar con mis ocurrencias.
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